La Toscana 2008 |
Finalista en el Certamen literario "Ángel Urrutia" 1997. *** Poemario de amor. La sensibilidad, la fantasía, el sueño y una forma especial de vivir los sentimientos, hacen que surja esta recopilación de poemas de amor, en un intento de salir del escepticismo a la luz, en un amago de mirar a los ojos del amor, en la juventud, con bastante atrevimiento.
Amaneciendo
viernes, 2 de octubre de 2015
Proemio
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porque estás en el camino férreamente desnuda.
Blandiendo luces de frente.
Llegas.
Apenas odaliscas mareadas,
embriagadas de vendimia vana...
Buscando en las olas tiempo para acercarme a ti,
llanamente, y atravesar el límite,
porque estás en el camino férreamente desnuda.
Canción de cuna, lucero firme.
Desnuda de tarde y tarde.
Con las raíces enrevesadas de seno,
con las raíces atadas de brazos:
ENTREGADA, como ahora,
en la cadena del pecho de la otra barandilla.
Canto primero
Veo distanciarse el rocío de una mañana mutilada
de mejillas entre colmenas vespertinas
que zumban en el tímpano sordo de los árboles.
Es un jueves cualquiera de rayos tímidos y pestañas
soñolientas que amanece lleno de prejuicios azules,
preso en las piscinas azules y los miradores solitarios.
La vigilia me ha saludado con pájaros de plata
que coronan con su garganta el cóctel armónico
y apacible de una ensenada estática, sin prisas por llegar.
Algo de esta calma está desnudando mi sueño de marejadas
y modistas. Aunque en el horizonte, cielo y mar se confunden,
nunca vi tan clara la escalada de la distancia, y parece
que mayo se ha estancado en un remanso de paz.
Canto segundo
Suspendido en una nave de luciérnagas, descansa
mi sueño, tejido de carrizo y anea. Resbala en los tejados
una lluvia de alas y se eleva plácida mi alma serena, recién
encontrada en el florero de ojos de una ventana.
Soñaré con tu vientre de porcelana
y los pechos apretados en la niebla clara.
La noche es más limpia, la noche es más noble,
la noche es más linda, vestida de orugas y hormigas...
Dejemos que se abran horizontes bajo el cielo
encendido por el recital
de las estrellas.
Se dilatan las pupilas de mi alma como el delta,
que rendido ante las grandezas del mar, le entrega sus aluviones.
Ahora la sombra nos ama y, en la orilla de la laguna,
la lengua de los anfibios juega con nubes de insectos
a hacer burbujas...
En el seno de la noche, un espejo de arpegios pone
a los grillos en danza...
Canto tercero
Abstraídos en el inconsciente regazo de la hoja blanca,
calla la palabra que une nuestros cuerpos blancos.
Instantes de la noche que sueña y el viento mudo que
galopa extensiones despejadas buscando un olmo
donde plantar la luna.
Ahora que nuestras almas descansan txirimiri de montañas
y húmedas batallas,
ahora camina como nunca lo hizo...
DESNUDO.
Acompañan a las murallas de piedra, una yedra
transparente y cerca del agua, una rana que croa;
algo festivo tiene esta noche de encuentros.
Siento el canto de las sirenas, irresistible.
Ahora que la niña se peina su trenza larga y ondulada,
sentada en la turbina que despierta pantanos.
Las esferas de mis ojos lentamente se encuentran,
sin excusas, en la monótona plaza de una noche
pintada de azafrán.
sábado, 19 de septiembre de 2015
Canto cuarto
Esponjas y palmeras en el pedestal de corcho,
como ojos sólo, sin tics ni bululú...
Alas, hijos, astros, hojas...
Este silencio que nos encuentra de nuevo.
Este apretar de cráneos sin cautela.
Esta sumisión de nuestros deseos al sueño
de la nada,
cuando todo son silencios de esperma
cosquilleando
en el “hall” de la lechuza...
Volvemos a la infancia que nos raptaron
los jilgueros y las higueras,
cuando jugábamos a ser gorriones que
asaltaban
graneros, y todo que podíamos alcanzar
era el rastro de una luna juguetona.
Volvamos...
Volvemos a encontrarnos bajo esa cortina
de parras
y tenemos los brazos llenos de
golondrinas, coloradas,
blancas, grises, azules, extranjeras,
tropicales...
redentoras.
Momentáneamente se escurre mi sueño como
un pez
entre las aguas...
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Canto quinto
Inundado de este sueño tierno, sosegado el silencio,
el tiempo parado y embelesado en el espejo,
el suspiro verde eleva su savia nieve.
Estáticos los faroles. Estática la brisa. Sueño que amanece.
Las flores y los versos despiertan en mi alma
y las mansiones de mi cielo se rinden a las alfombras
de arena que pisa el piélago de una guitarra mística,
en su delirio de liras.
Los dondiegos contemplan entre tules de luna
al tálamo que acoge el éxtasis de quienes se encuentran
desnudos en el atrio de la gloria.
Se escancian copas de cava por los senderos del espacio nocturno.
La noche nace más libre.
Sigue el balanceo lento de las olas serenando mi alma de tintineos
y campanillas.
Canto sexto
Te he descubierto, noche sola, tímida,
sensata y juguetona, de azules escarlatas,
grises, dorados, acerosos y marinos,
de enarcadas bombillas.
En los porches de mi cándida entrega,
los panales dormidos derraman cera
y resina.
AHORA que amanece, noche tenue,
noche pura, se disuelven los fantasmas.
Queda en mi corazón de niño un rosario
de recuerdos y mis ilusiones se apoyan
en el peciolo del amor, porque ahora
todo es CERCA.
PALPABLE
CLARO.
Presente de lunares, cascabeles, luceros y sonajas.
La niña recoge conchas por la playa y se oye
el croar de la rana.
AMANECE.
viernes, 18 de septiembre de 2015
Canto séptimo
De tu mano siento el paso firme YA
AHORA
SIEMPRE
¡ESTA NOCHE!
¡ Que no pase !
Ha de llegar el día. Pero antes hemos de vivir
la noche de cerezas y delfines.
En la media luz donde ahora es todo claro.
Palabras y gotas de arena.
Luna desnuda de nuestras almas- niebla.
Media luna, mujer a medias, ahora llena.
De tu mano siento el curso del río llano,
detenido en la dehesa del cáliz azul,
verde, rojo, marrón, amarillo...
Amanece una columna de espigas en la noche de orugas.
jueves, 17 de septiembre de 2015
Canto octavo
Amanece mi alma a los silencios diáfanos
que circundan tu cielo límpido de naranjos,
zafiros, gelatinas y granadas.
Nace a la madre, al niño, a la casa, al jardín,
al parque y a la ciudad.
Noche algodonada -en cualquier caso-
acaricia mi barba asediada de caracolas
pelirrojas, pelitersas y aun domadas.
¡ No creas que me he ido !
Escucho tu fluido soliloquio de planetas,
constelaciones, océanos y tranvías.
Eres VERDAD la noche que me abriga.
TODO
AHORA
SIEMPRE
AMOR
Es hora de seguir el viaje.
Canto noveno
Vuelvo al
camino.
La noche es vida, vida plena
donde reside la esencia íntima del día.
Dentro están la estrella, la luna, el búho, el grillo, la rana
y el paraíso de la niña.
Dentro.
Siempre junto a la reja, al calor del emparrado,
sintiendo ese sueño sin cuerpo que me abrasa.
Toda la
noche eterna
ahora cortejándote, conquistándote,
seduciéndote:
verde, blanca,azul, amarillo... Como el bochorno de enfrente.
La luna me ha conquistado todo: arriba, abajo, afuera, adentro, siempre, nunca...
AHORA. Ahora que mi alma nace. Ahora que la luna crece.
Ya jamás será tarde.
Siempre ahora amenaza.
Bisbiseo.
Lo demás es capricho y obsesión,
sílabas de entreceja al son de la música nocturna,
archipiélagos en esta fiesta de toboganes y verbenas.
Ahora abarca todo la sombra sutil del imponderable
volumen de las medusas sirocas.
domingo, 21 de junio de 2015
Canto décimo
Nubes de alamedas adormecidas bajo la red
de lunas flotantes en los límites inmediatos
del sueño.
Yo sé que tu sonrisa es la música callada
que me acaricia, ahora que los juncos suaves
hormiguean mi piel, abarrotada con los lunares
de tus besos, aterciopelados, espumosos, esotéricos,
marinos, musgosos y frescos.
De noche es más ardiente el silencio, es más profundo
el diálogo, es más directo el juego de la brisa y los árboles.
Seguramente tu mirada de escaparates y pasarelas
hizo de mis retinas la diana receptiva de su deseo
submarino. Y por eso los rayos luminosos
del día, coloreado de verano, playas, atardeceres,
ojos y primavera, me trasladan a la noche,
paraíso de cataratas y de íntimos caleidoscopios,
a esa noche despierta de realidades, a esa noche
con la que no puede el tiempo, el sueño, el mito,
ni la ciencia.
Porque es toda alma abierta, florida, enamorada, celeste, encarnada...
Sé que en tu sonrisa se abre el corazón de las magnolias.
sábado, 20 de junio de 2015
Canto decimoprimero
Y siento un techo de manos que nos acerca
al microcosmos de estrellas derramadas
entre pestañas.
Es verde la sombra del presente que nos llama...
¡ verde !
Un rugido de estatuas enreda la melena de plata,
y la epidermis verde de la rana dilucida la penumbra clara.
La noche se duerme, se sueña...
La noche no pasa, y en el pecho desnudo, en vela, una hebra
despeinada pone con ternura su cabeza.
Una lluvia de hilos va descosiendo su entraña.
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viernes, 22 de mayo de 2015
Canto decimosegundo
AMANECE
Amanece en mi alma la guitarra callada.
El peso latente de la palabra rompe
la rama de la madrugada. Aún queda
algo de noche en el cuerpo de esmeralda,
aire inconsciente que llama al cristal
de la ventana, ramillete de golondrinas
enredado de recuerdos y nostalgia.
AMANECE.
La luz que reina no puede con mi sueño
de grillos y luna. El vaivén de la goleta
es un duermevelas, y el cielo parece
recoger su tinta de calamares.
La marejada de anoche no eleva ancla
en tu mirar silvestre.
Todavía centellean los fuegos artificiales.
La mañana tienta al oleaje, los olivos
y la muralla.
Son extensos rastrojos de plátano descolorido,
con pétalos en la sangre. Calor de álamos viejos
y envejecidas alas sin volar.
Tú dejaste las curvas sonoras en las encinas
de mi pueblo.
Tú sembraste en las cálidas llanuras de mi alma
los misterios de este sueño que ahora germina.
Creo que los arcos de nuestro puente
nos llevan a un jardín de rododendros
con música sin abrir.
AMANECE
sábado, 25 de abril de 2015
Canto decimotercero
Amanece la noche sin miedo al dolor
de los cristales rotos de la luna.
Amanecen los chopos, riachuelos, abejas y panteras.
Estiran sus alas las aves que adormecidas
parecían desmayadas por pálidas...
Es la vida con las notas de átomos flotando
en el vuelo planeado, circular, tenso y lento,
de momentos con pulso opaco.
Noche de mi alma, que despierta al calor
de las olas amarillas.
Noche de mi alma, que se entrega al placer
sigiloso de la entresombra.
Noche tranquila, ¡ yo temía tu despertar !
Mas ahora te siento enamorada ofreciéndome
la manzana de la luna llena, y mi corazón
canta el frenesí de este lago manso,
manso lago que me absorbe
como el imán de sus ojos.
La noche es un collar de diamantes
donde cada estrella piruetea con el rejón de su luz.
viernes, 24 de abril de 2015
Canto decimocuarto
Cae la noche almendrada desprovista de yugos y tenazas.
Canta la nena su nana.
Noche clara, noche limpia, noche despejada ...
Ahora tu fondo se alcanza en la mirada.
¡ Qué cerca y tangible la rosa de tu almohada !
En la terraza, al cobijo de una penumbra de nogales,
los verdes oscuros apagan su acerbo tacto.
Hoy es todo dócil, sereno, suave. Un silencio de uvas
fermenta alrededor de mayo sorprendente.
La terraza es una burbuja de grillos con risa,
y la nana de la nena place a las estrellas de su cuna.
Mayo apacible, flores cortejando a la enredadera
y los emparrados de seda en el patio de la primavera.
El aroma profundo de tu entraña ha seducido al alma del poeta.
lunes, 30 de marzo de 2015
Canto decimoquinto
Nieva en la retina de esta noche de avellanos y olivos.
La luna crece entre chopos y besos.
El grillo marcha con sus versos.
La rana reta a una estrella entre las ramas,
y en el emparrado verde de la penumbra zumba mil ecos
un enjambre de medallas.
En la cuna de la niña hay canas de luna.
AHORA es TODO PRESENTE,
mañana no importa.
Tú eres mujer, carne de mi carne:
CAMINO
CIELO
MUSA
SUEÑO
sábado, 28 de marzo de 2015
Canto decimosexto
Parpadea la marea dócil de los sonoro moluscos de caparazón bruñido.
Parpadean haces de centellas en la penumbra débil de la terraza etérea,
aislante, íntima, honda, alta y verde.
Parpadea el fuego relampagueante de este día de pájaros cucos
y croar de ranas.
Habernos perdido en la profundidad de la distancia, del tiempo, del sueño,
y quedarnos perplejos en la playa, sin que el viento borre el paisaje
de tu alma.
Eternamente juntos al despuntar del alba.
Poner freno para que la rueda lleve el paso lento.
Detenerme junto al portal de tu casa,
para intimar con los jazmines de tu patio,
y permanecer siempre flotando en el carmín de tus labios.
Recorrer senderos serpenteantes para llegar más tarde a la estación del día,
repitiendo en la vuelta del camino círculos tras círculos.
¡ Qué grande la dicha de esta noche
que nos cautiva desde su mirador !
viernes, 20 de febrero de 2015
Canto decimoséptimo
Esta noche descubro que la arcilla de nuestras manos
tiene precio de oro, que los ojos que nos delatan son
claros, tenues, dulces, níveos; que son los ojos agua,
fuego, viento, aire y cantidad de secretos sin nombre
que se asoman a la arena espigada de un encuentro sin
fronteras.
Exprimes el jugo de un helado de yema y nata, a la una
de la madrugada, en ese silencio de rincones que hay
en mi alma.
Ahora el silencio es un abanico de colores, la soledad
una gama de sonidos, el amor un juego de cristales,
la vida un cofre de sorpresas alambicadas que abre
expectativas irreductibles en los cajones enmohecidos
de la razón.
¡ Qué no conquistará mi alma esta noche acogedora !
El búho en el olivo de mirada fija, fija en la orilla
la rana tibia, tibia en mi alma la risa del grillo eterno,
y eterna en el cielo la luna llena.
CREZCO.
miércoles, 18 de febrero de 2015
Canto decimooctavo
Noche pasada al raso. Estoy embriagado de muralla,
sol y luna. Entre los pinos verdes clarea la procesión
de orugas sobre el limen de las velas de lino,
que guardan el aliento de la luna llena.
¡ Despierto !
Transparentes amanecen las perlas del rocío
sobre las hierbas frágiles, y gotean los canales
de humo que levantan la mañana sola y libre de trabas,
como las encinas que en mi pueblo
se yerguen tras las murallas.
martes, 3 de febrero de 2015
Canto decimonono
El cielo está más limpio - puede que todavía
sea de noche -, pero siento el calor de la alcoba
desnudo y el comulgar de tu mundo más directo.
El presente de la noche es largo y extenso.
NUNCA ANTES SENTÍ TAN VIVO AHORA.
Una rama de manzanas se mece en el profundo
lago del sueño.
La noche es un aljibe de partituras agrupadas en coro,
bajo la batuta de la luna.
Canta la rana, el grillo y la niña.
Los mimbres tiernos que conforman mi corazón
enamorado se deleitan con la llegada de la brisa.
AMANECE
sábado, 24 de enero de 2015
Canto vigésimo
Siento que el destino nos observa, abstrae, abarca, aisla...
¿ quizá nos olvida ?
Sentirnos solos es grande.
Cielo
Tierra
Mar
Noche
Día
TODO sería poco. Siempre TÚ
PLENITUD
AHORA
Esta noche es una fiesta a la que debes llevar alhajas y sortijas.
El goce de almenas, la cúpula de toboganes y delfines:
todo bañado de alegría.
Mañana desayunaremos mermelada y mantequilla.
Ha madurado el poeta. También las cosechas maduras amarillean
estas tierras de naftalina, maíz y albayalde.
La noche arrulla las fachadas rojas, verdes, blancas, azules...
en las que pestañean algunos faroles encendidos.
Hoy tus labios de niña me envenenan de deseo.
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Artajona, Navarra, España
viernes, 23 de enero de 2015
Canto vigésimo primero
¡Y saber que tu mirada es el jardín de un universo y que esto no es un sueño! |
Amanece la grácil nube de mi tenue sueño.
Apenas creo que tu cuerpo está entre mis brazos
y que mi pecho sostiene tu cabeza.
Apenas...
Apenas los cortafuegos peinan sus corolas envueltas de lana.
Apenas las mariposas son bellas comparadas con tu alma
de blancanieves y rompeolas.
Eres la muchacha que hace de mi corazón un estuario de sueños.
El presente es relajante,
acogedor,
tranquilo,
entrañable,
AHORA nos une y eterniza.
Canto vigésimo segundo
Juegas conmigo a esconderte tras los troncos
de los chopos y te ríes y sonríes y sonrojas...
Corres como la mujer más maliciosa y traviesa
para que te siga y te robe un beso.
Amor, qué ha sido de la rana, el grillo, el búho, la lechuza,
el camello y la terraza...
Ahora eso qué importa.
La playa es nuestro lecho y las luciérnagas se apagan.
Te voy a regalar esta noche una estrella inmaculada.
La luna nos vela. Esta noche vale la pena...
Adornémosla de pirotecnia y barcarolas.
martes, 20 de enero de 2015
Canto vigésimo tercero
Así amanece en mi pueblo |
Me sorprende una malla de algas sin nombre ni palabras;
como una caricia, alcanzada de garganta.
No sé si eres, noche, el sueño que esperaba,
o si eres nube pasajera,
mas me conforta tu mirada de yeguas preñadas y praderas adormecidas.
Este paseo con ella no tendrá fin en los ribetes del grillo colorado.
No tendrá fin en los rosales ebrios de ruiseñor.
Siempre en la orilla de este mar que nos ama,
quitando forros a las palabras, plantando setos en los pómulos,
arqueando los pomelos de las cejas.
Siempre dejando atrás caminos que no vayan.
Esta noche los sauces, las conchas, la mujer y el poeta descansan.
La luna mueve los cangilones de la noria de mi alma
y de ella arranca jirones de sentimientos secretos.
El silencio se eterniza.
El tiempo se eterniza.
El amor se eterniza,
y el roce de mejillas desgrana el sueño de trenes y tranvías.
viernes, 16 de enero de 2015
Canto vigésimo quinto
Amanece al dócil balanceo de las horas un espacio fértil
y la noche sostiene su sueño de bandejas con rodajas
de planetas, guitarras, bandurrias y laúdes, que rizan
hélices y espigas al son de la jota.
Manojos de nubes presas de redes.
¡ Si serán sólo paréntesis borrachos de satélites !
Advierte como quieras los límites del éxtasis.
Ahora que crece la madrugada y acaba junio con su sirena
de cordones, todavía en la luna de unos edificios alguna
familia conversa entre calma fresca, blanco y sola.
Tras algunas persianas bajadas, habitaciones con luz.
La noche es perfecta e inmaculada. En los garajes duermen
los dromedarios y trineos. Sobre el asfalto, una mariposa
disecada con brea entre los hilos de las alas.
lunes, 12 de enero de 2015
Canto vigésimo sexto
Amanece tras la colina de la carretera sinuosa de Tafalla
mi pueblo solitario, en una plataforma descendente.
Parece aislado en una hondonada de suelos amarillos.
Es verano.
A la derecha, altibajos montañosos;
a la izquierda, nace la extensa ribera de Navarra.
A un lado, Larraga; detrás de mi pueblo, Mendigorría.
También se ve Montejurra.
Ahora es todo sol de abejas, candente cielo azul,
horizontes sin medida, y el sueño del poeta recorre
los trigales, las cebadas, las esparragueras, los viñedos
y algún árbol de coloridas cerezas.
Despierta el poeta a la mujer y a la niña.
Aislado, solo, el poeta vuelve a su refugio de jilgueros
y perdices, de canapés y vidrieras.
Mi pueblo es un oasis despojado del acoso del mar
y de los pitidos del tren de medianoche. No existe
el rumor de chimeneas que contaminen su monte,
ni contaminados ríos.
Todo es paz, piscinas azules y miradores solitarios.
Ahora el poeta ama la paz de sus calles, añoradas
cuando oye el bandear de otras campanas.
Calles con viejos blasones incrustados en las paredes
de algunas casas, anidadas por palomas.
La plaza está vacía y en “El Cerco” canta la historia
su nobleza gallarda.
Latente el riachuelo, la Ermita y el escudo de murallas.
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