Amaneciendo

Amaneciendo
Luz del interior/Foto de Internet

viernes, 20 de febrero de 2015

Canto decimoséptimo






Esta noche descubro que la arcilla de nuestras manos
tiene precio de oro, que los ojos que nos delatan son
claros, tenues, dulces, níveos; que son los ojos agua,
fuego, viento, aire y cantidad de secretos sin nombre
que se asoman a la arena espigada de un encuentro sin
fronteras.

Exprimes el jugo de un helado de yema y nata, a la una
de la madrugada, en ese silencio de rincones que hay
en mi alma.

Ahora el silencio es un abanico de colores, la soledad
una gama de sonidos, el amor un juego de cristales,
la vida un cofre de sorpresas alambicadas que abre
expectativas irreductibles en los cajones enmohecidos
de la razón.

¡ Qué no conquistará mi alma esta noche acogedora !

El búho en el olivo de mirada fija, fija en la orilla
la rana tibia, tibia en mi alma la risa del grillo eterno,
y eterna en el cielo la luna llena.

CREZCO.


miércoles, 18 de febrero de 2015

Canto decimooctavo







Noche pasada al raso. Estoy embriagado de muralla,
sol y luna. Entre los pinos verdes clarea la procesión
de orugas sobre el limen de las velas de lino,
que guardan el aliento de la luna llena.

¡ Despierto !
Transparentes amanecen las perlas del rocío
sobre las hierbas frágiles, y gotean los canales
de humo que levantan la mañana sola y libre de trabas,
 como las encinas que en mi pueblo
se yerguen tras las murallas.



martes, 3 de febrero de 2015

Canto decimonono






El cielo está más limpio - puede que todavía
sea de noche -, pero siento el calor de la alcoba
desnudo y el comulgar de tu mundo más directo.
El presente de la noche es largo y extenso.
NUNCA ANTES SENTÍ TAN VIVO AHORA.
Una rama de manzanas se mece en el profundo
lago del sueño.

La noche es un aljibe de partituras agrupadas en coro,
bajo la batuta de la luna.
Canta la rana, el grillo y la niña.

Los mimbres tiernos que conforman mi corazón
enamorado se deleitan con la llegada de la brisa.

AMANECE




sábado, 24 de enero de 2015

Canto vigésimo





Siento que el destino nos observa, abstrae, abarca, aisla...
¿ quizá nos olvida ?
Sentirnos solos es grande.
Cielo
Tierra
Mar
Noche
Día
TODO sería poco. Siempre TÚ
PLENITUD
AHORA

Esta noche es una fiesta a la que debes llevar alhajas y sortijas.
El goce de almenas, la cúpula de toboganes y delfines:
todo bañado de alegría.
Mañana desayunaremos mermelada y mantequilla.

Ha madurado el poeta. También las cosechas maduras amarillean
estas tierras de naftalina, maíz y albayalde.
La noche arrulla las fachadas rojas, verdes, blancas, azules...
en las que pestañean algunos faroles encendidos.

Hoy tus labios de niña me envenenan de deseo.






viernes, 23 de enero de 2015

Canto vigésimo primero

¡Y saber que tu mirada es el jardín de un universo y que esto no es un sueño!







Amanece la grácil nube de mi tenue sueño.
Apenas creo que tu cuerpo está entre mis brazos
y que mi pecho sostiene tu cabeza.
Apenas...
Apenas los cortafuegos peinan sus corolas envueltas de lana.
Apenas las mariposas son bellas comparadas con tu alma
de blancanieves y rompeolas.

Eres la muchacha que hace de mi corazón un estuario de sueños.

El presente es relajante,
acogedor,
tranquilo,
entrañable,
AHORA nos une y eterniza.

Canto vigésimo segundo













Juegas conmigo a esconderte tras los troncos
de los chopos y te ríes y sonríes y sonrojas...
Corres como la mujer más maliciosa y traviesa
para que te siga y te robe un beso.

Amor, qué ha sido de la rana, el grillo, el búho, la lechuza,
el camello y la terraza...

Ahora eso qué importa.

La playa es nuestro lecho y las luciérnagas se apagan.

Te voy a regalar esta noche una estrella inmaculada.
La luna nos vela. Esta noche vale la pena...
Adornémosla de pirotecnia y barcarolas.

martes, 20 de enero de 2015

Canto vigésimo tercero

Así amanece en mi pueblo






Me sorprende una malla de algas sin nombre ni palabras;
como una caricia, alcanzada de garganta.
No sé si eres, noche, el sueño que esperaba,
o si eres nube pasajera,
mas me conforta tu mirada de yeguas preñadas y praderas adormecidas.

Este paseo con ella no tendrá fin en los ribetes del grillo colorado.
No tendrá fin en los rosales ebrios de ruiseñor.
Siempre en la orilla de este mar que nos ama,
quitando forros a las palabras, plantando setos en los pómulos,
arqueando los pomelos de las cejas.
Siempre dejando atrás caminos que no vayan.
Esta noche los sauces, las conchas, la mujer y el poeta descansan.
La luna mueve los cangilones de la noria de mi alma
y de ella arranca jirones de sentimientos secretos.
El silencio se eterniza.
El tiempo se eterniza.
El amor se eterniza,
y el roce de mejillas desgrana el sueño de trenes y tranvías.